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miércoles, 29 de agosto de 2012
El estado como productor de bienes y servicios.
La teoría económica establece que hay un tipo de bienes que sólo
pueden ser producidos por el Estado, son los llamados “bienes públicos”
los bienes públicos son aquellos que poseen dos características
básicas: en primer lugar son bienes en los cuales no es factible el
racionamiento, (son bienes que benefician a todos por igual).
mejor Como este fragmente de texto ay cosas que el estado por ley
o como queramos llamarle tiene que ser productor, pero en otras el sector
privado es para ello.
La actividad empresarial del estado
El
Estado como empresario. Para algunos constituye una especie de anatema
jurídico-económico.
En tal sentido, la actividad empresarial del estado está
reconocida constitucionalmente cuando se realiza autorizada por ley, donde la
iniciativa privada no existe o es insuficiente y se sustenta en un alto interés
público o manifiesta convivencia nacional.
Al respecto corresponde señalar que desde el punto de vista teórico
regulatorio, la actividad empresarial del estado puede tener diversos objetivos
como una redistribución más justa (equidad).
Política
económica y social.
Unidad
II: Los recursos del gobierno.
Temas: Los
tributos.
Los precios
públicos.
Uso del
crédito.
Los
tributos:
El estado de máxima autoridad pública dentro de un país, tiene
la posibilidad de exigir prestaciones
en dinero o en especies a quienes se encuentran bajo su potestad, para
aplicarlos al cumplimiento de sus fines.
Las prestaciones en especies de carácter tributario están
mencionadas como una alternativa de uso excepcional en el Estado moderno, este
utiliza la tributación en dinero con lo cual logra dos objetivos:
a)
La transferencia de dinero del sector privado al
gobierno le posibilita la compra de bienes, servicios, y factores productivos
para la realización de sus actividades.
Estos son los llamados fines fiscales de la
tributación que en definitiva persiguen quitar poder de compra a los
particulares para que ellos puedan apropiarse de una menor cantidad de bienes y
servicios disponibles y éstos puedan a su vez ser utilizados por el gobierno
que adquieren por este medio la forma de apropiárselos.
b)
A través de la transferencia se persiguen
objetivos económicos y sociales, según las modalidades que adoptan los tributos
influyen sobre las conductas de empresarios, consumidores, etc.; y sobre la
distribución del ingreso y la riqueza.
Todos estos objetivos que no son precisamente
de financiar el gasto público constituyen los fines extra fiscales de la tributación.
Los precios
públicos:
A= diferencia con los precios del mercado:
El estado tiene como los particulares el derecho de propiedad
o de dominio con dos modalidades el público y el privado.
El dominio
público se reserva la titularidad de los bienes de uso general de la
población, tal como ríos, lagos, puentes, costas marítimas, etc. El uso de
estos bienes es generalmente gratuito pero en ciertos casos se cobran permisos
de permanencia, de derechos de accesos, de autoridad de paso.
En el dominio
privado puede adquirir en propiedad bienes, administrarlos, venderlos,
etc.; de ello surge la figura del estado empresario, y también el precio que
gobierna su actuación como comprador y vendedor en los respectivos mercados.
La figura del estado en la economía de mercado como oferente y
demandante de bienes y servicios es según como una excepción, ya que cuando
éste decide asumir el rol de empresario lo hace por razones de interés público
que lo llevan a monopolizar la actividad o a realizarla en régimen de
oligopolio. Esta situación conduce a una unilateral fijación de precios de venta por
parte del estado ya sea vendiendo a perdida, recuperando costos o percibiendo
beneficios, precios que en realidad no son frutos de una economía de mercado
sino precios públicos (precios de mercados).
B= precio público como impuesto y subsidio:
El estado monopoliza una actividad y fija precios públicos lo cual le rinden grandes
beneficios a la situación y se aproxima en mucho a un tributo sobre
cierto consumo.
Finalmente el proceso inverso se da cuando el estado
monopolista de cierta actividad fija precios públicos por debajo de sus costos de producción, lo
cual significa que esta subsidiando a los adquirentes o usuarios de sus
servicios.
El uso del crédito:
El autentico
endeudamiento gubernamental se da cuando se opera transferencia de dinero hacia
él proveniente de sectores no gubernamentales.
Esta traslación de recursos monetarios es transitoria y
voluntaria, a diferencia de la que se opera a través de la tributación que es
definitiva y coactiva. Una categoría intermedia entre ambas, lo constituye el
llamado empréstito forzoso que participa del carácter de transferencia
transitoria, puesto que habrá de ser devuelto, pero coactiva, pudiendo también
llamarse tributo reintegrable.
El objetivo es allegar
fondos al gobierno para sufragar sus gastos, se habla de fines fiscales de
endeudamiento. El hecho de que para lograr estos
fines se recurra al crédito en vez de la tributación, es una cuestión de
apreciación política sobre ciertas circunstancias particulares.
También se puede hablarse de objetivos extra fiscales en la
utilización del crédito y ello ocurre cuando la autoridad monetaria lo utiliza
para regular la liquidez del sistema, emitiendo títulos y absorbiendo dinero en poder del
público, o bien rescatando empréstitos volcando dinero en el sector privado.
En general sus diferentes modalidades de aplicación se ofrecen
como alternativa a la utilización de la tributación, tal el caso de procurar
niveles de pleno empleo a través de un aumento en el gasto público que si se lo financia con tributos éstos
pueden afectar el consumo e inversión privados.
Los
gastos del gobierno:
Temas: Concepto
y clasificación económica del gasto gubernamental.
Gasto
público: es toda erogación
que realiza el estado en funciones de gobierno.
El proceso de ejecución del gasto público es complejo en su
faz legal ya que significa un procedimiento administrativo íntegramente reglado
y que es motivo de estudio por el Derecho Administrativo y la Contabilidad
Pública.
En una economía se procura analizar sus efectos económicos y repercusiones sociales
para el cual se formulan clasificaciones que los agrupan según características
comunes y relevantes para estos fines.
Clasificación económica: se efectúa
con el fin de evaluar el comportamiento gubernamental en relación a los grandes
agregados de significación económica.
·
Gasto
corriente son
aquellos que se consumen en el cumplimiento de las funciones gubernamentales.
Se incluyen: a) De funcionamiento que son los gastos en personal o compra de
bienes y servicios; b) Los intereses y gastos de la deuda pública; c) Las
transferencias corrientes aquellas que los beneficiarios destinan a gastos
corrientes.
·
Gasto
de capital son aquellos que
aumentan el patrimonio estatal. Pueden ser: a) inversión física que
incluyen las compras de bienes ya existentes que pasan a incrementar el activo
físico del estado; b) inversión financiera derechos y acciones a favor del
estado; c) la amortización de la deuda publica; d) las transferencias de
capital aquellas que sus beneficiarios destinan a gastos de capital.
·
Gastos
efectivos: es cuando constituyen
una retribución por parte del estado a
factores de la producción o compra de bienes y servicios.
·
Gastos
de transferencia: es cuando
se transfiere dinero a particulares o asociaciones sin cargo de devolución.
Lo que se quiere destacar con esta
clasificación es distinguir
aquellos gastos que significan una apropiación de bienes y servicios por parte
del estado.
Entonces se trata de determinar quien realiza
realmente el gasto, si es el estado quien lo decide o si éste transfiere poder adquisitivo para que otros
tomen la decisión.
viernes, 24 de agosto de 2012
viernes, 17 de agosto de 2012
GESTIÓN - TURISMO
MÓDULO I- ESTRUCTURA DEL ESTADO Y SUS INTERRELACIONES
I) El Estado Moderno. Breve recorrido por su desarrollo teórico.
a) Introducción: Concepto de Estado; b) Tipos de Estado: absolutista; liberal; de bienestar; neoliberal.
ACTIVIDAD: A fin de introducirnos en el tema, sugiero la lectura del texto de Platon "El mito de la Caberna" , Teoría del conocimiento.
Textos de Platón
El mito de la caverna (República, VII)
El libro VII de la República comienza con la exposición del conocido mito de la caverna, que utiliza Platón como explicación alegórica de la situación en la que se encuentra el hombre respecto al conocimiento, según la teoría explicada al final del libro VI.
Imagina una especie de cavernosa vivienda subterránea provista de una larga entrada, abierta a la luz, que se extiende a lo ancho de toda la caverna, y unos hombres que están en ella desde niños, atados por las piernas y el cuello, de modo que tengan que estarse quietos y mirar únicamente hacia adelante, pues las ligaduras les impiden volver la cabeza; detrás de ellos, la luz de un fuego que arde algo lejos y en plano superior, y entre el fuego y los encadenados, un camino situado en alto, a lo largo del cual suponte que ha sido construido un tabiquillo parecido a las mamparas que se alzan entre los titiriteros y el público, por encima de las cuales exhiben aquellos sus maravillas.
- Ya lo veo-dijo.
- Pues bien, ve ahora, a lo largo de esa paredilla, unos hombres que transportan toda clase de objetos, cuya altura sobrepasa la de la pared, y estatuas de hombres o animales hechas de piedra y de madera y de toda clase de materias; entre estos portadores habrá, como es natural, unos que vayan hablando y otros que estén callados.
- ¡Qué extraña escena describes -dijo- y qué extraños prisioneros!
- Iguales que nosotros-dije-, porque en primer lugar, ¿crees que los que están así han visto otra cosa de sí mismos o de sus compañeros sino las sombras proyectadas por el fuego sobre la parte de la caverna que está frente a ellos?
- ¿Cómo--dijo-, si durante toda su vida han sido obligados a mantener inmóviles las cabezas?
- ¿Y de los objetos transportados? ¿No habrán visto lo mismo?
- ¿Qué otra cosa van a ver?
- Y si pudieran hablar los unos con los otros, ¿no piensas que creerían estar refiriéndose a aquellas sombras que veían pasar ante ellos?
- Forzosamente.
- ¿Y si la prisión tuviese un eco que viniera de la parte de enfrente? ¿Piensas que, cada vez que hablara alguno de los que pasaban, creerían ellos que lo que hablaba era otra cosa sino la sombra que veían pasar?
- No, ¡por Zeus!- dijo.
- Entonces no hay duda-dije yo-de que los tales no tendrán por real ninguna otra cosa más que las sombras de los objetos fabricados.
- Es enteramente forzoso-dijo.
- Examina, pues -dije-, qué pasaría si fueran liberados de sus cadenas y curados de su ignorancia, y si, conforme a naturaleza, les ocurriera lo siguiente. Cuando uno de ellos fuera desatado y obligado a levantarse súbitamente y a volver el cuello y a andar y a mirar a la luz, y cuando, al hacer todo esto, sintiera dolor y, por causa de las chiribitas, no fuera capaz de ver aquellos objetos cuyas sombras veía antes, ¿qué crees que contestaría si le dijera d alguien que antes no veía más que sombras inanes y que es ahora cuando, hallándose más cerca de la realidad y vuelto de cara a objetos más reales, goza de una visión más verdadera, y si fuera mostrándole los objetos que pasan y obligándole a contestar a sus preguntas acerca de qué es cada uno de ellos? ¿No crees que estaría perplejo y que lo que antes había contemplado le parecería más verdadero que lo que entonces se le mostraba?
- Mucho más-dijo.
II. -Y si se le obligara a fijar su vista en la luz misma, ¿no crees que le dolerían los ojos y que se escaparía, volviéndose hacia aquellos objetos que puede contemplar, y que consideraría qué éstos, son realmente más claros que los que le muestra .?
- Así es -dijo.
- Y si se lo llevaran de allí a la fuerza--dije-, obligándole a recorrer la áspera y escarpada subida, y no le dejaran antes de haberle arrastrado hasta la luz del sol, ¿no crees que sufriría y llevaría a mal el ser arrastrado, y que, una vez llegado a la luz, tendría los ojos tan llenos de ella que no sería capaz de ver ni una sola de las cosas a las que ahora llamamos verdaderas?
- No, no sería capaz -dijo-, al menos por el momento.
- Necesitaría acostumbrarse, creo yo, para poder llegar a ver las cosas de arriba. Lo que vería más fácilmente serían, ante todo, las sombras; luego, las imágenes de hombres y de otros objetos reflejados en las aguas, y más tarde, los objetos mismos. Y después de esto le sería más fácil el contemplar de noche las cosas del cielo y el cielo mismo, fijando su vista en la luz de las estrellas y la luna, que el ver de día el sol y lo que le es propio.
- ¿Cómo no?
- Y por último, creo yo, sería el sol, pero no sus imágenes reflejadas en las aguas ni en otro lugar ajeno a él, sino el propio sol en su propio dominio y tal cual es en sí mismo, lo que. él estaría en condiciones de mirar y contemplar.
- Necesariamente -dijo.
- Y después de esto, colegiría ya con respecto al sol que es él quien produce las estaciones y los años y gobierna todo lo de la región visible, y que es, en cierto modo, el autor de todas aquellas cosas que ellos veían.
- Es evidente -dijo- que después de aquello vendría a pensar en eso otro.
- ¿Y qué? Cuando se acordara de su anterior habitación y de la ciencia de allí y de sus antiguos compañeros de cárcel, ¿no crees que se consideraría feliz por haber cambiado y que les compadecería a ellos?
- Efectivamente.
- Y si hubiese habido entre ellos algunos honores o alabanzas o recompensas que concedieran los unos a aquellos otros que, por discernir con mayor penetración las sombras que pasaban y acordarse mejor de cuáles de entre ellas eran las que solían pasar delante o detrás o junto con otras, fuesen más capaces que nadie de profetizar, basados en ello, lo que iba a suceder, ¿crees que sentiría aquél nostalgia de estas cosas o que envidiaría a quienes gozaran de honores y poderes entre aquellos, o bien que le ocurriría lo de Homero, es decir, que preferiría decididamente "trabajar la tierra al servicio de otro hombre sin patrimonio" o sufrir cualquier otro destino antes que vivir en aquel mundo de lo opinable?
- Eso es lo que creo yo -dijo -: que preferiría cualquier otro destino antes que aquella vida.
- Ahora fíjate en esto -dije-: si, vuelto el tal allá abajo, ocupase de nuevo el mismo asiento, ¿no crees que se le llenarían los ojos de tinieblas, como a quien deja súbitamente la luz del sol?
- Ciertamente -dijo.
- Y si tuviese que competir de nuevo con los que habían permanecido constantemente encadenados, opinando acerca de las sombras aquellas que, por no habérsele asentado todavía los ojos, ve con dificultad -y no sería muy corto el tiempo que necesitara para acostumbrarse-, ¿no daría que reír y no se diría de él que, por haber subido arriba, ha vuelto con los ojos estropeados, y que no vale la pena ni aun de intentar una semejante ascensión? ¿Y no matarían; si encontraban manera de echarle mano y matarle, a quien intentara desatarles y hacerles subir?.
- Claro que sí -dijo.
III. -Pues bien -dije-, esta imagen hay que aplicarla toda ella, ¡oh amigo Glaucón!, a lo que se ha dicho antes; hay que comparar la región revelada por medio de la vista con la vivienda-prisión, y la luz del fuego que hay en ella, con el poder del. sol. En cuanto a la subida al mundo de arriba y a la contemplación de las cosas de éste, si las comparas con la ascensión del alma hasta la. región inteligible no errarás con respecto a mi vislumbre, que es lo que tú deseas conocer, y que sólo la divinidad sabe si por acaso está en lo cierto. En fin, he aquí lo que a mí me parece: en el mundo inteligible lo último que se percibe, y con trabajo, es la idea del bien, pero, una vez percibida, hay que colegir que ella es la causa de todo lo recto y lo bello que hay en todas las cosas; que, mientras en el mundo visible ha engendrado la luz y al soberano de ésta, en el inteligible es ella la soberana y productora de verdad y conocimiento, y que tiene por fuerza que verla quien quiera proceder sabiamente en su vida privada o pública.
- También yo estoy de acuerdo -dijo-, en el grado en que puedo estarlo.
Según la versión de J.M. Pabón y M. Fernández Galiano, Instituto de Estudios Políticos, Madrid, 1981 (3ª edición)
El mito de la caverna
I - Y a continuación -seguí-, compara con la siguiente escena el estado en que, con respecto a la educación o a la falta de ella, se halla nuestra naturaleza.Imagina una especie de cavernosa vivienda subterránea provista de una larga entrada, abierta a la luz, que se extiende a lo ancho de toda la caverna, y unos hombres que están en ella desde niños, atados por las piernas y el cuello, de modo que tengan que estarse quietos y mirar únicamente hacia adelante, pues las ligaduras les impiden volver la cabeza; detrás de ellos, la luz de un fuego que arde algo lejos y en plano superior, y entre el fuego y los encadenados, un camino situado en alto, a lo largo del cual suponte que ha sido construido un tabiquillo parecido a las mamparas que se alzan entre los titiriteros y el público, por encima de las cuales exhiben aquellos sus maravillas.
- Ya lo veo-dijo.
- Pues bien, ve ahora, a lo largo de esa paredilla, unos hombres que transportan toda clase de objetos, cuya altura sobrepasa la de la pared, y estatuas de hombres o animales hechas de piedra y de madera y de toda clase de materias; entre estos portadores habrá, como es natural, unos que vayan hablando y otros que estén callados.
- ¡Qué extraña escena describes -dijo- y qué extraños prisioneros!
- Iguales que nosotros-dije-, porque en primer lugar, ¿crees que los que están así han visto otra cosa de sí mismos o de sus compañeros sino las sombras proyectadas por el fuego sobre la parte de la caverna que está frente a ellos?
- ¿Cómo--dijo-, si durante toda su vida han sido obligados a mantener inmóviles las cabezas?
- ¿Y de los objetos transportados? ¿No habrán visto lo mismo?
- ¿Qué otra cosa van a ver?
- Y si pudieran hablar los unos con los otros, ¿no piensas que creerían estar refiriéndose a aquellas sombras que veían pasar ante ellos?
- Forzosamente.
- ¿Y si la prisión tuviese un eco que viniera de la parte de enfrente? ¿Piensas que, cada vez que hablara alguno de los que pasaban, creerían ellos que lo que hablaba era otra cosa sino la sombra que veían pasar?
- No, ¡por Zeus!- dijo.
- Entonces no hay duda-dije yo-de que los tales no tendrán por real ninguna otra cosa más que las sombras de los objetos fabricados.
- Es enteramente forzoso-dijo.
- Examina, pues -dije-, qué pasaría si fueran liberados de sus cadenas y curados de su ignorancia, y si, conforme a naturaleza, les ocurriera lo siguiente. Cuando uno de ellos fuera desatado y obligado a levantarse súbitamente y a volver el cuello y a andar y a mirar a la luz, y cuando, al hacer todo esto, sintiera dolor y, por causa de las chiribitas, no fuera capaz de ver aquellos objetos cuyas sombras veía antes, ¿qué crees que contestaría si le dijera d alguien que antes no veía más que sombras inanes y que es ahora cuando, hallándose más cerca de la realidad y vuelto de cara a objetos más reales, goza de una visión más verdadera, y si fuera mostrándole los objetos que pasan y obligándole a contestar a sus preguntas acerca de qué es cada uno de ellos? ¿No crees que estaría perplejo y que lo que antes había contemplado le parecería más verdadero que lo que entonces se le mostraba?
- Mucho más-dijo.
II. -Y si se le obligara a fijar su vista en la luz misma, ¿no crees que le dolerían los ojos y que se escaparía, volviéndose hacia aquellos objetos que puede contemplar, y que consideraría qué éstos, son realmente más claros que los que le muestra .?
- Así es -dijo.
- Y si se lo llevaran de allí a la fuerza--dije-, obligándole a recorrer la áspera y escarpada subida, y no le dejaran antes de haberle arrastrado hasta la luz del sol, ¿no crees que sufriría y llevaría a mal el ser arrastrado, y que, una vez llegado a la luz, tendría los ojos tan llenos de ella que no sería capaz de ver ni una sola de las cosas a las que ahora llamamos verdaderas?
- No, no sería capaz -dijo-, al menos por el momento.
- Necesitaría acostumbrarse, creo yo, para poder llegar a ver las cosas de arriba. Lo que vería más fácilmente serían, ante todo, las sombras; luego, las imágenes de hombres y de otros objetos reflejados en las aguas, y más tarde, los objetos mismos. Y después de esto le sería más fácil el contemplar de noche las cosas del cielo y el cielo mismo, fijando su vista en la luz de las estrellas y la luna, que el ver de día el sol y lo que le es propio.
- ¿Cómo no?
- Y por último, creo yo, sería el sol, pero no sus imágenes reflejadas en las aguas ni en otro lugar ajeno a él, sino el propio sol en su propio dominio y tal cual es en sí mismo, lo que. él estaría en condiciones de mirar y contemplar.
- Necesariamente -dijo.
- Y después de esto, colegiría ya con respecto al sol que es él quien produce las estaciones y los años y gobierna todo lo de la región visible, y que es, en cierto modo, el autor de todas aquellas cosas que ellos veían.
- Es evidente -dijo- que después de aquello vendría a pensar en eso otro.
- ¿Y qué? Cuando se acordara de su anterior habitación y de la ciencia de allí y de sus antiguos compañeros de cárcel, ¿no crees que se consideraría feliz por haber cambiado y que les compadecería a ellos?
- Efectivamente.
- Y si hubiese habido entre ellos algunos honores o alabanzas o recompensas que concedieran los unos a aquellos otros que, por discernir con mayor penetración las sombras que pasaban y acordarse mejor de cuáles de entre ellas eran las que solían pasar delante o detrás o junto con otras, fuesen más capaces que nadie de profetizar, basados en ello, lo que iba a suceder, ¿crees que sentiría aquél nostalgia de estas cosas o que envidiaría a quienes gozaran de honores y poderes entre aquellos, o bien que le ocurriría lo de Homero, es decir, que preferiría decididamente "trabajar la tierra al servicio de otro hombre sin patrimonio" o sufrir cualquier otro destino antes que vivir en aquel mundo de lo opinable?
- Eso es lo que creo yo -dijo -: que preferiría cualquier otro destino antes que aquella vida.
- Ahora fíjate en esto -dije-: si, vuelto el tal allá abajo, ocupase de nuevo el mismo asiento, ¿no crees que se le llenarían los ojos de tinieblas, como a quien deja súbitamente la luz del sol?
- Ciertamente -dijo.
- Y si tuviese que competir de nuevo con los que habían permanecido constantemente encadenados, opinando acerca de las sombras aquellas que, por no habérsele asentado todavía los ojos, ve con dificultad -y no sería muy corto el tiempo que necesitara para acostumbrarse-, ¿no daría que reír y no se diría de él que, por haber subido arriba, ha vuelto con los ojos estropeados, y que no vale la pena ni aun de intentar una semejante ascensión? ¿Y no matarían; si encontraban manera de echarle mano y matarle, a quien intentara desatarles y hacerles subir?.
- Claro que sí -dijo.
III. -Pues bien -dije-, esta imagen hay que aplicarla toda ella, ¡oh amigo Glaucón!, a lo que se ha dicho antes; hay que comparar la región revelada por medio de la vista con la vivienda-prisión, y la luz del fuego que hay en ella, con el poder del. sol. En cuanto a la subida al mundo de arriba y a la contemplación de las cosas de éste, si las comparas con la ascensión del alma hasta la. región inteligible no errarás con respecto a mi vislumbre, que es lo que tú deseas conocer, y que sólo la divinidad sabe si por acaso está en lo cierto. En fin, he aquí lo que a mí me parece: en el mundo inteligible lo último que se percibe, y con trabajo, es la idea del bien, pero, una vez percibida, hay que colegir que ella es la causa de todo lo recto y lo bello que hay en todas las cosas; que, mientras en el mundo visible ha engendrado la luz y al soberano de ésta, en el inteligible es ella la soberana y productora de verdad y conocimiento, y que tiene por fuerza que verla quien quiera proceder sabiamente en su vida privada o pública.
- También yo estoy de acuerdo -dijo-, en el grado en que puedo estarlo.
Según la versión de J.M. Pabón y M. Fernández Galiano, Instituto de Estudios Políticos, Madrid, 1981 (3ª edición)
El mito de la caverna
Representación animada del mito de la caverna de platón (de 8 minutos y 39 segundos de duración) publicada en You Tube por Bruno Gómez, alumno del IES Besaya de Torrelavega (Cantabria) (Profesora de Filosofía: Helena García).miércoles, 1 de agosto de 2012
Unidad I- La Economia de Mercado y La Economia Gubernamental
Interacciones
Interacciones
- La economia gubernamental
- El Estado como productor de bienes y servicios
- la actividad empresarial del Estado
- La actividad gubernamental del Estado:
- Caracteristicas
- La tendencia hacia su crecimiento
- El tamaño optimo del gobierno
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